Algo sobre lo que no he escrito aún: hace ocho días me despedí de mi abuelita. Este otro tipo de adios, dónde la sensación de perdida es tan grande que te abruma, te vacía, te pone a pensar y a sentir de manera diferente, cómo si pasaras a otro lugar en dónde todo se ve agotador, y claro a la vez.
Y lo peor es que no sabes que hacer, cómo sentir, cómo hacer que la rueda gire de nuevo. No sabes cómo llorar.
Es verse un poco cómo desde afuera, cómo una persona extraña a uno mismo.
Cosa rara este dolor.
Adiós abuelita.
Y lo peor es que no sabes que hacer, cómo sentir, cómo hacer que la rueda gire de nuevo. No sabes cómo llorar.
Es verse un poco cómo desde afuera, cómo una persona extraña a uno mismo.
Cosa rara este dolor.
Adiós abuelita.